Capítulo17
Capítulo17
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La boda de Jelena duró dos días, el primer día comenzó en la mañana con una celebración en la casa de Ivanna y Gael, donde solo estuvo presente la familia y las amigas de la novia. Mikhail llegó acompañado de su hermano mayor, Dimitri, portaba en sus manos un cofre,
Jelena lo esperaba en uno de los salones, para ese día vestía un traje corto de color crema adornado con encajes, se veía como una joven e inocente novia, pensó Mikhail.
-Estás muy hermosa, prometida.
El halago de Mikhail fue sincero, Jelena lo miró a los ojos y al ver su mirada de admiración se ruborizó de placer.
-Gracias, prometido, tú también estás muy guapo.
-Te traje un regalo, me gustaría mucho que mañana usaras lo que está en la bolsa de terciopelo -dijo antes de entregarle la caja.
Las manos le temblaban ligeramente, no esperaba otro regalo, su prometido hizo que su padre depositara su dote en el banco de Gael. Cuando su cuñado le entregó un estado de su cuenta casi se traga la lengua, era mucho dinero, el suficiente para vivir cómodamente durante varios años. Según la tradición él había pagado el rescate de la novia, por el monto Gael le había dicho que parecía el rescate de un rey. Ese dinero era su seguro si las cosas no salían bien, era suyo, intocable, su esposo tenía la obligación de mantenerla a ella y a todos los hijos que nacieran de su unión. De hecho, tenía desde hace tiempo una cuenta abierta a su nombre y un par de tarjetas de crédito sin límite, pero nunca las había usado hasta después de la noche en que lo sedujo.
Dentro de la caja había muchas cajitas de joyería, se sentó en una de las mesas dispuestas para la celebración y fue abriéndolas una a una. Cada vez que abría una las exclamaciones de asombro de sus
amigas la hacían sonreír. Había una profusión de joyas dignas de un princesa y oro, mucho oro. En la bolsa había un juego de collar, pulsera y aretes de diamante que combinaba con la tiara que usaría con el velo. Asombrada, levantó la vista hacía su novio.
-¿Qué demonios se supone que voy a hacer con todo esto? -exclamó olvidando las formas, su voz temblo ligeramente, provocando la risa de Mikhail.
-Tal vez usar los diamantes que hacen juego con tu anillo y la cosa esa que usarás en la cabeza -dijo refiriéndose a la diadema -y el resto, guardarlo en la caja fuerte, es parte del rescate de la novia.
-¡No tengo caja fuerte! Además, ya mi dote estaba pagada -exclamó nerviosamente levantándose de tocador.
-En nuestra nueva casa de seguro habrá. Por ahora, puedes decirle a Gael que te las guarde, estoy seguro de que en esta casa debe haber una caja fuerte. Y, con respecto a tu dote, es cierto que estaba pagada, pero en mi familia se acostumbra a entregar a la novia sus joyas de casada.
-Sí ambos desean venir conmigo, guardaremos las joyas de inmediato -dijo Gael.
-Un momento – Rania interrumpió la partida de su amiga -Mikhail debe superar las pruebas
antes de que te puedas casar con él.
–Rania -dijo Ivanna con una sonrisa divertida – Mikhail trajo el rescate en forma de tesoro, entró sin encontrar resistencia por el cofre que traía, así que creo que se ya se ganó el derecho, la idea era ponerle trabas hasta llegar a Jelena.
-¡Oh! No debí dejar a los Kuznetsov cuidando la puerta.
-No -afirmo Jelena con una sonrisa de oreja a oreja.
***
En la tarde se casaron por el civil, un juez de paz llegó hasta la casa, Jelena se asombró por lo rápido de la ceremonia, en treinta minutos ya era legalmente la esposa de Mikhail Kuznetsov. Su voz tembló un poco antes de dar el sí acepto, él la miró en ese momento, intuyendo su nerviosismo tomó su mano en su gesto tranquilizador que la ayudó a recuperar la compostura. Mikhail pronunció su aceptación con voz firme y segura.
Cuando el juez los proclamó marido y mujer, Jelena aspiró profundamente, estaba hecho. Mikhail se giró hacia ella, la tomo de las manos para que quedara de frente a él. Su mirada mostraba deseo con un poco de ternura? Jelena se perdió en sus ojos, no podía dejar de mirarlo. Lo vio acercarse a ella, soltó sus manos para tomarla de la cintura y pegarla un poco a su cuerpo. Su cabeza descendió con suavidad uniendo sus labios en su beso casto y tierno. Jelena se asombró porque esperaba un poco de pasión, por la forma en que la miró pudo ver cuanto la deseaba, pero en ese momento la besó con dulzura y co
en ese momento la besó con dulzura v contención, estremeciéndola de emoción. Hubiese podido manejar un beso de otro tipo, pero la ternura que él le demostró hizo una grieta en sus defensas. El aplauso de los invitados rompió el mágico momento volviéndolos a la realidad.
Los invitados se acercaron a felicitar a los novios, los Kuznetsov la trataron con mucho cariño y le dieron la bienvenida formal a la familia, Jelena, comenzó a sentirse parte de ellos y eso la preocupó porque de acuerdo con sus planes su matrimonio sería temporal y sin hijos que prolongaran los lazos familiares. De hecho, había ido con una ginecóloga que le recetó pastillas anticonceptivas, espero que llegara su menstruación y comenzó a tomarlas. Se preocupó porque su sangrado fuera poco, pero mentalmente se encogió de hombros; seguramente el estrés de la boda y las amenazas de su padre le estuviesen afectando, ya le había pasado anteriormente cuando estuvo en su etapa más depresiva.
La cena se sirvió temprano porque al día siguiente la boda sería a media mañana y debía retirarse temprano para poder descansar. Mikhail se comportó como un novio enamorado compartiendo con ella su comida, le daba a comer de su plato para deleite de sus hermanas. Ivanna y Katerina los miraron con
felicidad convencidas de que ellos se habían enamorado. Jelena les sonrió en respuesta y deseo que las cosas fueran así de fáciles como sus hermanas la veían. Ella hubiese querido ser así de feliz, pero las condiciones de esa boda no era las más propicias. Aunque en ese momento Mikhail se comportaba con ella como se esperaba de un novio, eso no borraba los años de humillación que vivió desde el momento de su compromiso.
Si él pensaba que podía aplacarla con un par de gestos, estaba equivocado porque para ella sus planes seguían en marcha.
***
Esa noche, Jelena estaba en su cama intentando inútilmente conciliar el sueño cuando la
puerta de su habitación se abrió. Con sorpresa vio a Karlen entrar y meterse en su cama al igual que lo hacía cuando era un niño pequeño, el chico se acostó a su lado, su mano buscó la suya, en la penumbra pudo ver su ceño fruncido, señal inequívoca de que estaba preocupado.
-Jelena, ¿en realidad deseas esta boda?, ¿papá no te está obligando? En todo el tiempo que llevo aquí nunca hablaste de este matrimonio y ahora de repente están apurados por casarse.
-Karlen, hermano, claro que deseo casarme, cuando llegaste aquí yo también era muy joven
ar en hacerlo. Cuando papá me comprometió estaba muy triste, pero era porque me alejó de tu lado, le había prometido a mamá que siempre cuidaría de ti y él no me dejó ni siquiera despedirme. En nuestro hogar todo estuvo bien hasta que papá se casó con Anika, a ella le molestó que yo manejara la casa y, en mi inocencia, no me di cuenta de que ella deseaba tener el control, así que decidió que yo debía marcharme. Tuve mucha suerte de que me comprometieran con Mikhail y me enviaran aquí porque, conocer a mis hermanas y poder estudiar son de las mejores cosas que me han sucedido. Quédate tranquilo, mi esposo será bueno conmigo -explicó ella con suavidad.
-Quiero que sepas que, si algún día no estás a gusto con tu matrimonio, puedes venir a mí. Eres mi hermana y sabes que te quiero y que siempre te apoyaré -dijo Karlen con demasiada seriedad para sus dieciséis años.
-Lo sé, y yo también te quiero, hermanito. -Fue su respuesta antes de verlo marchar.
No se arrepentiría de esto, haría lo que mejor pudiera durante los siguientes años hasta que Karlen fuera mayor de edad, entonces tendría una conversación con el respecto a su padre. No dejaría que lo manipulara como había hecho con ella, no sabía qué le diría para evitarlo, pero tenía mucho tiempo para pensarlo.